Para que un jugador pueda mover la pelota se le debe pegar con el dedo a uno de los muñecos para que este golpee el esférico. El último futbolista que trascendió el deporte y se marchó a Estados Unidos como icono global fue el inglés David Beckham, que fichó a los 32 años por LA Galaxy en 2007 y que, curiosamente, ahora es propietario del Inter Miami.