Más allá del plano legal, en el puramente práctico, el Balompié aportó los jugadores, el palmarés, la afición y el terreno de juego, que desde 1913 era El Campo de las Tablas Verdes, en el Prado de San Sebastián, mientras el Betis F. C. fundamentalmente añadió el título de Real. Incluso la Madre Naturaleza -para muchos un símbolo de lo impredecible- mostraba más orden que el que le reconocíamos hasta entonces.