Lo anecdótico se encuentra en las estrellas que figuran en su camiseta, siendo cuatro en vez de dos. La tercera es más rompedora con tonos azules pero todo tiene una explicación, ya que «recoge la luz del Mediterráneo y está inspirada en las obras del pintor valenciano Joaquín Sorolla, con un suave estampado en una combinación de tonos gris, camiseta futbol japón lavanda y azul cielo». Aquella competición puede considerarse el embrión del Mundial que hoy conocemos.